1. ¿QUÉ SON LAS LESIONES OSTEOMUSCULARES Y CÓMO SE REALIZA LA ATENCIÓN?
Las lesiones osteomusculares son,
por mucho, el motivo de consulta más frecuente en los departamentos de
emergencia a nivel mundial. Este concepto no hace referencia a una enfermedad
específica sino a un conjunto de lesiones que comparten ciertas características
comunes.
Considerando su nombre, es fácil intuir que se trata de lesiones que afectan a los huesos (osteo) y a los músculos (musculares). Sin embargo, su alcance va más allá dado que el concepto incluye además a los elementos de fijación de las articulaciones (ligamentos) y a los puntos de inserción de los músculos en los huesos (tendones).
Así pues, las lesiones osteomusculares incluyen distintos tipos, por lo que las mismas se pueden clasificar según la estructura afectada en lesiones óseas, musculares, articulares y tendinosas.
En muchas ocasiones pueden presentarse dos tipos de lesión simultáneamente, lo cual complica un poco su clasificación. Por otra parte, según su tiempo de evolución las lesiones osteomusculares pueden clasificarse en agudas o crónicas.
Así mismo, según el mecanismo de producción existen al menos tres tipos de lesiones osteomusculares: mecánicas (por sobre uso), traumáticas (por golpes, torceduras o cualquier fuerza externa que actúa sobre el sistema osteomuscular) y degenerativas (por el desgaste natural de las estructuras afectadas; es muy común en las articulaciones).
Para poder hacer un abordaje racional del tratamiento, y más importante aún, para poder prevenir estas lesiones, es muy importante conocer los elementos básicos de la fisiopatología en cada caso.
Considerando su nombre, es fácil intuir que se trata de lesiones que afectan a los huesos (osteo) y a los músculos (musculares). Sin embargo, su alcance va más allá dado que el concepto incluye además a los elementos de fijación de las articulaciones (ligamentos) y a los puntos de inserción de los músculos en los huesos (tendones).
Así pues, las lesiones osteomusculares incluyen distintos tipos, por lo que las mismas se pueden clasificar según la estructura afectada en lesiones óseas, musculares, articulares y tendinosas.
En muchas ocasiones pueden presentarse dos tipos de lesión simultáneamente, lo cual complica un poco su clasificación. Por otra parte, según su tiempo de evolución las lesiones osteomusculares pueden clasificarse en agudas o crónicas.
Así mismo, según el mecanismo de producción existen al menos tres tipos de lesiones osteomusculares: mecánicas (por sobre uso), traumáticas (por golpes, torceduras o cualquier fuerza externa que actúa sobre el sistema osteomuscular) y degenerativas (por el desgaste natural de las estructuras afectadas; es muy común en las articulaciones).
Para poder hacer un abordaje racional del tratamiento, y más importante aún, para poder prevenir estas lesiones, es muy importante conocer los elementos básicos de la fisiopatología en cada caso.
Prevención
La prevención de las
lesiones osteomusculares depende en gran medida de la condición clínica de cada
paciente. Sin embargo, se pueden enumerar ciertas medidas generales que deben
prevenir en gran medida la aparición de estas lesiones:
Calentamiento adecuado antes de actividades deportivas.
Estiramientos después de
realizar ejercicios.
Uso de medidas de protección adecuadas cuando existan riesgos de
traumatismos (cascos, hombreras, etc.), bien sea en el trabajo o al realizar
deportes.
Dieta rica en calcio, hierro y magnesio.
Ejercitarse regularmente.
Evitar elevación de pesos que sobrepasen el 10 % del peso
corporal.
Limitar los movimientos repetitivos de las articulaciones.
Uso de calzado adecuado.
Mantener un peso adecuado para el sexo, la talla y la edad.
Consumir proteínas de alto valor biológico al menos 3 veces por
semana.
Mantener una postura correcta en todo momento.
Apegarse a las normas de ergonomía en el puesto de trabajo y en
las actividades de la vida diaria.
Elevar las cargas empleando la
técnica adecuada y evitando sobrepasar los límites recomendados para sexo, peso
y edad.
Consultar al médico en caso de
cualquier síntoma sugestivo de problemas osteomusculares.
Tratamiento
Según la causa,
condiciones clínicas del paciente y severidad de la lesión existen distintas
estrategias terapéuticas, que pueden incluir una o varias de los siguientes
tratamientos:
Medios físicos (frío o calor local).
Fármacos Anti Inflamatorios No Esteroideos (AINEs).
Esteroides (vía oral o parenteral).
Fisioterapia.
Medidas ortopédicas (inmovilizaciones, ortesis).
Cirugía.
12.1.
Fracturas
Es una ruptura, generalmente
en un hueso. Si el hueso roto rompe la piel, se denomina fractura abierta o
compuesta. Las fracturas comúnmente ocurren debido a accidentes
automovilísticos, caídas o lesiones deportivas. Otras causas son la pérdida de masa ósea y la osteoporosis,
que causa debilitamiento de los huesos. El exceso de uso puede provocar
fracturas por estrés, que son fisuras muy pequeñas en los huesos. Los
síntomas de una fractura son:
Dislocamiento
de una extremidad o una articulación
Hinchazón,
hematomas o hemorragias
Dolor
intenso
Entumecimiento
y hormigueo
Movilidad
limitada o incapacidad para mover una extremidad. Ante una fractura, debe
obtener ayuda médica de inmediato. Tal vez tenga que usar un yeso o una férula.
Algunas veces es necesario usar cirugía para colocarles placas, clavos o
tornillos y así mantener el hueso en su lugar.
https://www.google.es/search?biw=1366&bih=586&tbm=isch&sa=1&ei=mfz_W_fUGaSp5wK--K-wBg&q=herida&oq=herida&gs_l=img.3..0i67j0j0i67l7j0.263408.264137..264290...0.0..0.154.720.0j5......0....1..gws-wiz-img.Y6TM8hPqq8o#imgrc=0ZuW5tX6e2To4M:
12.2.
Luxación
El cuerpo humano tiene muchas articulaciones que permiten
la movilidad de los miembros, y están formadas por la unión de unos huesos con otros mediante músculos,
ligamentos y otros elementos. En situación normal estas piezas encajan
perfectamente, pero a veces una de estas partes se separa de la otra y no
vuelve a su posición natural, es lo que se llama una dislocación o
luxación.
Hay veces en las que el hueso se desencaja de la articulación, pero al momento vuelve a su cavidad, lo que se produce en estos casos es una subluxación. Generalmente las articulaciones más comprometidas son la cadera, la rodilla, el codo, el tobillo y el hombro. En principio las luxaciones no suponen un riesgo vital inminente, pero se deben tratar con celeridad por si hubiese vasos sanguíneos, nervios o músculos afectados. En ocasiones puede ser difícil diferenciar una fractura -que es la rotura de un hueso- de una luxación. Sin embargo, ambas reciben el mismo tratamiento en primeros auxilios, y recibirán atención especial cuando los servicios sanitarios determinen el tipo de lesión que sufre el paciente.
Hay veces en las que el hueso se desencaja de la articulación, pero al momento vuelve a su cavidad, lo que se produce en estos casos es una subluxación. Generalmente las articulaciones más comprometidas son la cadera, la rodilla, el codo, el tobillo y el hombro. En principio las luxaciones no suponen un riesgo vital inminente, pero se deben tratar con celeridad por si hubiese vasos sanguíneos, nervios o músculos afectados. En ocasiones puede ser difícil diferenciar una fractura -que es la rotura de un hueso- de una luxación. Sin embargo, ambas reciben el mismo tratamiento en primeros auxilios, y recibirán atención especial cuando los servicios sanitarios determinen el tipo de lesión que sufre el paciente.
Se debe comprender que
una luxación y una fractura presentarán signos y
síntomas muy parecidos, siendo difícil diferenciarlas. Por eso es importante
seguir unos pasos que servirán en ambas situaciones, evitando así riesgos
innecesarios:
Localizar la articulación afectada. Si la
víctima sospecha que se ha dañado la espalda, el cuello o
la cadera, no moverla. Llamar al número de emergencias y esperar a que acudan,
sin abandonar a la víctima en ningún momento.
Inmovilizar el miembro en la posición en la
que se encontró (sin manipular) con un cabestrillo o una férula improvisada. El
objetivo es que el miembro se mueva lo menos posible, pero observando que no
quede demasiado ajustado. En el caso de una subluxación, colocar el miembro en
una posición anatómica normal e inmovilizar de manera que el paciente esté
cómodo.
Si existen heridas, antes de
inmovilizar el miembro se deben limpiar y cubrir con gasas estériles o paños
limpios.
Aplicar frío local (hielo, bolsas de agua
fría) para reducir la inflamación y el dolor.
Dejar la articulación en reposo absoluto.
Una vez asegurada la articulación, trasladar
al accidentado a un hospital para que se le hagan las pruebas pertinentes y le
administren el tratamiento adecuado.
https://www.webconsultas.com/salud-al-dia/quemaduras/quemaduras-5353
1.1.
Esguince
Un esguince, también
denominado torcedura, es una lesión ligamentosa consecutiva a un movimiento
forzado más allá de los límites fisiológicos de cualquier articulación
sinovial, sin que las caras articulares pierdan el contacto de forma permanente
(Ver Imagen 1). La falta de adaptación entre las caras articulares es
transitoria y las superficies articulares recobran de nuevo su posición. El
resultado de este movimiento forzado es el estiramiento o desgarro de los
ligamentos que rodean la articulación. Los ligamentos son refuerzos de la cápsula
articular de tejido fibroso que se oponen a los desplazamientos articulares más
allá del límite permisible. Los esguinces se producen cuando la articulación es
sometida a una fuerza en una dirección diferente a la que está preparada para
admitir, o cuando la fuerza excede al límite funcional de la articulación. El
esguince puede incluir, además, el desgarro completo de los ligamentos, de la
propia cápsula articular, de los tendones y de los vasos sanguíneos.
Los esguinces más
frecuentes ocurren en personas jóvenes y adultas, debido a que la resistencia
del tejido conectivo es menor; por el contrario, el tejido conectivo de los
niños es mucho mayor, por lo que poseen mayor resistencia intrínseca a los
movimientos forzados. En el caso de los ancianos, un exceso del límite
funcional de la articulación desencadenará con mayor probabilidad una fractura,
ya que la fragilidad del tejido óseo es mayor. La localización más común de los
esguinces es el tobillo y la rodilla, aunque pueden producirse en cualquier articulación
con movimiento.
https://www.webconsultas.com/salud-al-dia/quemaduras/quemaduras-5353
TRATAMIENTO
GENERAL
El
tratamiento común para los esguinces y distensiones es el que se recoge bajo el
acrónimo inglés RICE (Rest, Ice, Compresión and Elevation) que se traduce como
DICE (Descanso, Hielo, Compresión y Elevación) (tabla 4):
Descanso. Generalmente parcial, aunque,
dependiendo de la gravedad, el médico puede recomendar descanso total.
Hielo. Sinónimo de aplicación de frío
local, para minimizar la inflamación, el dolor, los hematomas y en el caso de
las distensiones, los espasmos musculares. Suele aconsejarse la aplicación de
frío durante unos 20 minutos, en intervalos de 1 a 2 horas durante la fase
inicial del tratamiento y, posteriormente, tres o cuatro veces al día durante
los tres primeros días. Las bolsas de gel frío/calor son mucho más prácticas y
adaptables que las bolsas de hielo y permiten (pasadas las primeras 72 horas)
utilizarlas para aplicar calor si conviene flexibilizar la articulación. Para
la primera aplicación pueden resultar muy útiles las bolsas de frío instantáneo
que no necesitan refrigeración previa. El frío nunca se debe aplicar
directamente sobre la piel (ni siquiera las bolsas de frío instantáneo).
Compresión. Un vendaje compresivo sobre
la articulación lesionada, desde el primer momento, puede evitar que se
produzca hinchazón o que esta progrese y también la aparición de hematomas.
Puede ser necesario mantener la compresión durante dos o tres días y en algunos
casos hasta una semana después de producirse la lesión. No conviene vendar
demasiado apretado para no impedir el flujo de la sangre.
Actualmente,
en las inmovilizaciones se utiliza la técnica de «tapping», que emplea cintas
adhesivas (tape) que se colocan sobre una venda pretape (venda de espuma fina);
este tipo de vendaje debe ser realizado por un profesional.
Elevación. Mantener la articulación
elevada durante las siguientes horas, si es posible durante dos o tres horas al
día en días posteriores, puede ayudar a que la hinchazón no progrese.
En
algunos casos puede ser preciso el uso de dispositivos ortopédicos para impedir
el movimiento de las articulaciones y los ligamentos lesionados, lo que
disminuye el dolor y acelera la recuperación.
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